La mejor solución en tiempos de crisis: la educación - Centro Social Parroquia San Josemaria
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La mejor solución en tiempos de crisis: la educación

22 Mar La mejor solución en tiempos de crisis: la educación

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Entrevista a Javier Font, coordinador del Proyecto TRAZO

La difícil situación económica actual, unida a la iniciativa personal de gente dispuesta a ofrecer parte de su tiempo para ayudar a los demás, tiene como resultado el proyecto TRAZO, una aventura educativa que comenzaron hace un año la Fundación Ir a Más y el Centro Social Parroquia San Josemaría.

Javier Font -coordinador del proyecto- confiesa que lo que más le gusta de esta iniciativa es que a través de ella puede “practicar alguna de las obras de misericordia que propone el papa Francisco para este año jubilar, como son enseñar al que no sabe o dar consejo al que lo necesita”. Javier es arquitecto, tiene más de 33 años de experiencia en el ámbito educativo como profesor de dibujo, y se decidió a colaborar en este innovador proyecto tras su jubilación.

Cómo surge TRAZO

Enero de 2015 fue un mes clave para la Parroquía San Josemaría, pues vio nacer la Fundación Ir a Más, en la que se desarrollan diversas iniciativas sociales donde participan voluntari@s de todas las edades. Javier explica que “laicos y sacerdotes no nos podemos quedar de brazos cruzados, sino que tenemos que salir para buscar a los más necesitados e intentar que vengan aquí, a la Parroquía, para poder ayudarles de la mejor manera posible ”.

Con este espíritu nace TRAZO y con el objetivo de ayudar a familias que carecen de recursos económicos, formación académica o tiempo, para atender a los hijos que tienen dificultades en el estudio. Ahora, tras más de un año de funcionamiento y con un crecimiento positivo, su coordinador señala que más del 50% de los niños que acuden “llegan por el boca a boca, por la amistad entre los chicos con sus compañeros de clase”.

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Los niños y sus familias

Trazo pretende facilitar un ámbito de trabajo apropiado para el estudio, así como brindar las actividades y estrategias encaminadas a mejorar el rendimiento académico de los alumnos: técnicas de estudio, preparación de evaluaciones, presentación de trabajos, etc.

Divididos en dos aulas ubicadas en la Parroquia San Josemaría –una para alumnos de primaria y otra para los de secundaria- entre 25-30 niños y niñas acuden de lunes a jueves a TRAZO. En muchos casos son los propios niños quienes sacrifican su tiempo y esfuerzo para llegar, pues nos cuenta Javier que “hay niños y jóvenes provenientes de distintos lugares de Valencia: Burjassot, Mestalla o Mislata, entre otros, pero la cercanía o lejanía no impide que los niños que deseen acudir, vengan”.

Este proyecto no se dirige a un sector concreto de la población, pero el prototipo de alumnos que se busca son niños dispuestos a esforzarse por sí mismos y ayudar a los demás, que quieran mejorar su rendimiento escolar. La diversidad de colegios de los que procede el alumnado de TRAZO enriquece además el propio proyecto, pues los alumnos tratan de conocerse y establecer lazos de amistad entre ellos durante los 20 minutos de recreo.

En cuanto a las familias de las que provienen los alumnos que confían en Trazo:  “son de todo tipo y hay algunas desestructuradas por la separación de los cónyuges -explica Javier-; en ocasiones son familias de personas inmigrantes que se encuentran con dificultades de integración en la sociedad valenciana”.

Metodología: una ayuda personalizada

“No tomamos la iniciativa, sino que pretendemos que sean los propios niños y niñas quienes trabajen y reflexionen, y posteriormente pregunten acerca de las dudas que les han surgido en la realización de los deberes y estudio”, dice el coordinador, desterrando el “método tradicional del aula con pizarra en el que el profesor enseña y los demás escuchan”. El intento por prestar una ayuda lo más personalizada posible permite que los niños mejoren día a día y con la ayuda de los voluntarios, tanto en el aspecto académico como en el personal. De esta forma es como se consiguen resultados académicos positivos: “lo que necesitamos es que los chicos nos aprieten y nos exijan […] hay una gran riqueza de profesores, puesto que tienen los conocimientos necesarios para resolver el 99% de dudas que se presentan”, dice Javier.

Además de la realización de los deberes y de preparar los exámenes a lo largo del curso, desde TRAZO se realiza una labor más allá de la académica, puesto que pretenden ayudar cada niño/niña a gestionar el tiempo que dedican a cada tarea, así como diferentes técnicas y mecanismos sencillos que facilitan el estudio, como subrayar, leer –no hacer una lectura mecánica, sino con capacidad para realizar posteriormente un resumen–, reglas nemotécnicas, etc. Y fuera de las aulas el trato entre el alumnado y el profesorado es más que cordial: hay una relación personal en la que se comparten alegrías y penas.

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Un servicio gratuito

Como cualquier otro voluntariado, TRAZO se nutre de la ayuda desinteresada de un grupo de personas que deseean colaborar, ofreciendo su tiempo y conocimientos. En total, son quince los voluntarios que participan, mayoritariamente estudiantes universitarios.

Dado que el servicio es gratuito y la demanda elevada, se hace una selección en la que se estudian y analizan los diferentes casos y se tiene en cuenta de forma prioritaria a las familias con mayores prolemas en cuanto a recursos materiales y económicos.

Los niños, conscientes del apoyo educativo que supone TRAZO para sus padres, afirman que también es una ayuda “para que los padres puedan trabajar”. Por eso su actitud es de “total agradecimiento”, señala el coordinador.

Testimonio de una voluntaria

Jubilada y agradecida. Así se define una de las voluntarias de TRAZO que dice sentirse útil y contenta por la ayuda que puede prestar a través del voluntariado que realiza. Además de a TRAZO, acude semanalmente al Casal de la Pau y realiza tareas de acompañamiento a los enfermos del Hospital Moliner. Esta mujer dice que uno de los beneficios que le aporta el voluntariado es la fortaleza, pues sabe que puede “hacer más que las tareas cotidianas”, además de aprender de los niños. Ante la pregunta sobre porqué es voluntaria, contesta: “si hace falta y tengo tiempo, ¿por qué no voy a hacerlo?.



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